Experiencias, vivencias, recorridos, recuerdos, impresiones, sólo eso y nada más que eso son estas sensaciones de viajero que ilumina sus ojos por vez primera ante nuevos paisajes, en los cuales la fantasía y lo real se amalgaman, se funden en imágenes que se vuelven palabras
PARIS
Hermosa, ordenada, organizada.
Recorrerla es una delicia , sus transportes inigualables por su
elegancia y su eficiencia.
La belleza ilumina la ciudad en todas direcciones.
En sus paredes, calles , jardines, monumentos, y veredas,
sus cafés interminables, en sus museos, en sus iglesias, en
cada rincón, la belleza nos impacta.
Hasta los comercios a veces se parecen a un teatro.
Sus palacios, su río… su encantador río, que la atraviesa y en
lugar de separarla, la integra en una postal que llena la mirada
de fantasía.
Y por sobre todo está la luz, esa maravillosa luz, que brilla por
todas partes y parece cegarnos, justo al atardecer, cuando todo
empieza a recubrirse de oro, luz que ilumina nuestras retinas, y
deslumbra el alma.
Deslumbra con sus colores, con sus maneras, con su estética.
París está hecha de luz