Asomarme cada mañana a tus fronteras
Me despierta sensaciones encontradas
Entrar a tus dominios sólo se logra a través de la fuerza,
apretados entre todos los que, osados, buscamos conquistarte.
Cegado por el sol que parece nacer en el centro de tu alma,
avanzo por aquellos tentáculos grises,
que como ríos de sangre penetran en tu corazón.
Después habitarte, recorrerte, maldecirte y quererte son una
sola realidad que contradictoria me encuentra.
Transitar tus entrañas profundas, calientes,
tu piel estruendosa,
junto a los peregrinos que buscan en vos el alimento cotidiano,
es una experiencia difícil de olvidar.
Detenerme a contemplar tu cielo
Cielo escondido, cielo avaro,
Pero que cobija a todos tus moradores,
A todas tus culturas,
A todos tus tiempos,
A todos tus mundos,
Uniendo historia y presente en un mismo instante.
De viajeros lejanos que buscaron, ilusionados, nuevas
oportunidades, descubrieron en tu rostro al otro lado del río
plateado,
La puerta elegante de esos sueños.
Sos complicada, caprichosa, impredecible,
pero hermosamente inevitable.
Sos peligrosa cuando duermes,
pero caminarte entre susurros, luces,
y temor, no tiene igual.
Me despido de vos cada día
Y me juro que será el último,
para ya no volver a oír tus ruidos
y padecer tu desorden,
pero no hago mas que extrañarte
cuando no estas bajo mis pies,
y mientras la Luna se asoma
tras tus moles de hormigón a mis espaldas,
se que mañana, nuevamente
Me volverás a enamorar.